16 noviembre, 2009

LA MALDICION DE TARA

Las historias sobre los grandes reyes de Irlanda anteriores al siglo VII son en parte hechos reales y en parte propaganda política creada para legitimar las reclamaciones de varias familias que aspiraban a la monarquía de Eire.
Durante los tiempos del Rey de Irlanda, Diarmuid Mac Cearbhaill -1 (556 e.c.) aconteció el suceso más terrible e influyente para el futuro de la espiritualidad nativa Irlandesa. Este hecho sucedió durante una disputa entre el gobierno y la todavía joven Iglesia Cristiana. Un hombre llamado Hugh Guairy, que era Obispo, mató a uno de los hombres del Rey Diarmuid en lo que parecía ser sin duda un homicidio. Al enterarse de que el Rey había ordenado que lo arrestaran, Guairy pidió asilo a la iglesia de San Ruadan de Lorrha. El rey Diarmuid mandó arrestar a Guairy de todos modos.
Los obispos de Irlanda estaban muy angustiados por el acto sacrílego de irrumpir por las armas en la "Casa de Dios" para llevarse a alguien que estaba bajo la protección de la iglesia. Decidieron unierse en contra del Rey pagano. Doce obispos se reunieron en Tara, San Ruadan entre ellos, y allí iniciaron rápidamente un ritual -2 contra el Rey Diarmuid. (Aquí el relato se hace mas adornado y exagerado, para glorificar los actos de San Ruadan.). Los obispos cantaron maldiciones contra el rey Diarmuid y tocaron sus campanas, causando la muerte de doce hijos de los reyes de Eire y doce hijos adoptivos del Rey de Irlanda. Esa noche, la esposa de Diarmuid tuvo una visión: un gran árbol estaba sobre la llanura de Tara; era tan alto como los cielos y sus ramas se estiraban para proteger a todos los habitantes de Irlanda. Once esclavos lo estaban cortando, intentando hacerlo caer, pero cada desportilladura de su tronco regresaba a su lugar inmediatamente, hasta que un doceavo esclavo llegó e hizo caer el árbol de un golpe. Diarmuid sabía que el árbol simbolizaba la autoridad de la máxima monarquía irlandesa y que los doce esclavos eran los obispos que ayunaban contra él.
Al día siguiente Diarmuid fue al lugar donde los obispos estaban reunidos y algunas fuentes cuentan que se realizó un "concurso" de maldiciones entre Diarmuid y San Ruadan. Finalmente fueron los Obispos quienes prevalecieron, declamando San Ruadan la maldición final "Desolada estará por siempre Tara". La ciudad de Tara fue abandonada poco después y ningún rey o reina pudieron jamás volver a construir allí un palacio o un salón.
Aunque el uso de Tara como residencia de los grandes Reyes de Irlanda terminó con la muerte de Diarmuid en el año 561 -3 de la era común, Tara mantuvo su importancia desde un punto de vista cultural y espiritual para las gentes de Irlanda. Hay pruebas en los anales históricos y en numerosos registros del uso persistente de Tara cuando otros reyes trataron de resucitar el status que Tara y la monarquía de Irlanda disfrutaron en su momento, pero estos reyes fracasaron en sus intentos de reactivar el antiguo lugar, siendo el "Rey de Tara" un título con poco o nulo valor social y político.
Aunque el mayor de los antiguos emplazamientos de Irlanda podría haber sido "maldecido para siempre", todavía es un lugar asombroso y de gran belleza, permaneciendo como pilar espiritual para aquellos que buscan la sabiduría escondida en sus túmulos funerarios y terraplenes.

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